El arte y la creatividad son también fundamentales en la educación de nuestros alumnos y, por supuesto, en la de nuestros hijos. Si sobre la necesidad de las TICs en la escuela no debería haber hoy ninguna duda, el ARTE, y lo pongo con mayúsculas y negrita por la importancia que para mí supone, ha sido siempre esencial en la historia de la educación. Sólo tenemos que echar un vistazo en cualquier aula de Educación Infantil, para constatar su protagonismo, especialmente en las primeras etapas escolares. Miremos donde miremos, junto a los también imprescindibles juegos y juguetes, sólo vemos pinturas de todos los colores y formas, lápices, ceras, rotuladores, témperas, para dibujar y colorear; plastilina y pastas para modelar, para crear desde la nada, que es el todo, porque todo es lo que cabe y brota de su imaginación.
Nadie es más creativo, más artista, más soñador que un niño, sin ningún tipo de barreras, porque los maestros saben, sabemos que es su manera de ver, interpretar y representar el mundo, es lo que les permite aprender, junto al juego, mientras siguen desarrollándose sicológica y físicamente. Cualquier aula de educación infantil en la que entremos, tiene más obras de arte en sus paredes que muchas galerías de arte "contemporáneo". Y sé que esto puede no gustar a muchos artistas, y serán muy libres de manifestarlo en éste y otros foros, pero ésta es mi opinión, la opinión de un artista que un día quiso ser maestro, sin dejar de ser artista y creador.
¿Pero entonces, por qué pierden los niños la creatividad?
Esta es una cuestión que debería hacernos recapacitar a todos los educadores. La respuesta puede que no nos guste porque, en gran parte, es por nuestra culpa, de los maestros, de los padres, del mundo adulto en general, que nos empeñamos en establecer una línea, una barrera a partir de la cual empezamos a ver defectos de forma y de composición en lo que antes ensalzábamos como auténticas obras de arte. Muchas veces no sabemos encontrar el equilibrio entre una corrección formal y conceptual, lógica y necesaria en función de la etapa educativa, y un margen considerable para la creatividad. Ambos factores son necesarios, pero tendemos a infravalorar el segundo. Los motivos son muy variados, pero la triste realidad es que según van avanzando los niños en Educación Primaria, cuando hay falta de tiempo o cualquier otro motivo, si hay que sacrificar algo, siempre es la asignatura de Educación artística... "esto lo hacéis en casa, y ahora, sacamos el cuaderno de matemáticas..."
Algo así, podría no suponer un problema, o podría incluso ser perfectamente contrarrestable con el trabajo del maestro en clase en otras sesiones, pero no, porque ahí es donde entran en juego los padres, al menos muchos de ellos, que o bien tienden a despreciar totalmente la asignatura, o por el contrario tienen una especial tendencia a, por alguna metafísica razón, hacer los trabajos de sus hijos e impedirles desarrollar unas destrezas siempre necesarias para ellos.
¿Qué consecuencias trae esto para nuestros alumnos e hijos?
Y aquí es donde toma forma otro gran error. Muchos dirán que "ninguna", que "si el niño no va a ser artista, ¿para qué necesita perder tiempo con esta asignatura?" La respuesta a esta cuestión, es mucho más sencilla que a la anterior pues, mientras sigan siendo niños, e incluso más tarde, mientras no sean todavía adultos, durante esa extraña y loca etapa que será la adolescencia, la Educación artística (por supuesto, incluyendo la música), junto con la Lengua y la literatura, serán la principal herramienta en manos de los docentes para ayudarles a desarrollar su creatividad... esa creatividad que el día de mañana sin duda necesitará un pintor, un músico o un arquitecto, pero que también identificará a un buen científico, a un gran abogado, a un buen profesional, en definitiva, pues sin creatividad no podrán abordar con éxito muchos retos a los que se tendrán que enfrentar mañana, aquellos retos que marcarán la excelencia y la satisfacción por el trabajo bien hecho, reconocido por si mismos y por la sociedad.
Nadie es más creativo, más artista, más soñador que un niño, sin ningún tipo de barreras, porque los maestros saben, sabemos que es su manera de ver, interpretar y representar el mundo, es lo que les permite aprender, junto al juego, mientras siguen desarrollándose sicológica y físicamente. Cualquier aula de educación infantil en la que entremos, tiene más obras de arte en sus paredes que muchas galerías de arte "contemporáneo". Y sé que esto puede no gustar a muchos artistas, y serán muy libres de manifestarlo en éste y otros foros, pero ésta es mi opinión, la opinión de un artista que un día quiso ser maestro, sin dejar de ser artista y creador.
¿Pero entonces, por qué pierden los niños la creatividad?
Esta es una cuestión que debería hacernos recapacitar a todos los educadores. La respuesta puede que no nos guste porque, en gran parte, es por nuestra culpa, de los maestros, de los padres, del mundo adulto en general, que nos empeñamos en establecer una línea, una barrera a partir de la cual empezamos a ver defectos de forma y de composición en lo que antes ensalzábamos como auténticas obras de arte. Muchas veces no sabemos encontrar el equilibrio entre una corrección formal y conceptual, lógica y necesaria en función de la etapa educativa, y un margen considerable para la creatividad. Ambos factores son necesarios, pero tendemos a infravalorar el segundo. Los motivos son muy variados, pero la triste realidad es que según van avanzando los niños en Educación Primaria, cuando hay falta de tiempo o cualquier otro motivo, si hay que sacrificar algo, siempre es la asignatura de Educación artística... "esto lo hacéis en casa, y ahora, sacamos el cuaderno de matemáticas..."
Algo así, podría no suponer un problema, o podría incluso ser perfectamente contrarrestable con el trabajo del maestro en clase en otras sesiones, pero no, porque ahí es donde entran en juego los padres, al menos muchos de ellos, que o bien tienden a despreciar totalmente la asignatura, o por el contrario tienen una especial tendencia a, por alguna metafísica razón, hacer los trabajos de sus hijos e impedirles desarrollar unas destrezas siempre necesarias para ellos.
¿Qué consecuencias trae esto para nuestros alumnos e hijos?
Y aquí es donde toma forma otro gran error. Muchos dirán que "ninguna", que "si el niño no va a ser artista, ¿para qué necesita perder tiempo con esta asignatura?" La respuesta a esta cuestión, es mucho más sencilla que a la anterior pues, mientras sigan siendo niños, e incluso más tarde, mientras no sean todavía adultos, durante esa extraña y loca etapa que será la adolescencia, la Educación artística (por supuesto, incluyendo la música), junto con la Lengua y la literatura, serán la principal herramienta en manos de los docentes para ayudarles a desarrollar su creatividad... esa creatividad que el día de mañana sin duda necesitará un pintor, un músico o un arquitecto, pero que también identificará a un buen científico, a un gran abogado, a un buen profesional, en definitiva, pues sin creatividad no podrán abordar con éxito muchos retos a los que se tendrán que enfrentar mañana, aquellos retos que marcarán la excelencia y la satisfacción por el trabajo bien hecho, reconocido por si mismos y por la sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario