Ha pasado ya un mes desde que terminó mi exposición de
pintura “El Arte Ignorado II”, en el centro cultural Nicolás Salmerón, de
Madrid, y tenía pendiente escribir esta pequeña crónica, no ya de la exposición
en sí, sino, sobre todo, de lo mucho que ha significado para mí esta nueva
experiencia.
Desafortunada o afortunadamente, cuando recibí la llamada
del centro cultural, proponiéndome la exposición para primeros de diciembre, no
estaba trabajando, y podía permitirme el lujo de meterme de nuevo en el rol de
pintor, con el tiempo que yo necesito para crear y divertirme haciéndolo. Pero
era demasiado precipitado para hacer algo más allá de exponer los cuadros que
me quedaban de la anterior colección, “el Arte Ignorado”. Así que, aún a riesgo
de perder esta nueva oportunidad, se lo planteé abiertamente a la directora del
centro y me propuso la opción de exponer en enero. Eso me permitía aportar algo
nuevo a la exposición, introduciendo las que serán probablemente mis dos siguientes
colecciones, y modificando algunas de las obras de la anterior serie. Para no
repetirme, podéis leer con detalle estas novedades en el siguiente enlace de la
exposición virtual “El Arte Ignorado II”:
http://www.guiadelarte.net/ignorado/novedades2018.htm
http://www.guiadelarte.net/ignorado/novedades2018.htm
Simplemente el hecho de haber hecho una nueva exposición, ya
es muy importante para mí, pero por lo que realmente ha merecido la pena ha
sido por las personas que habéis venido a ver mis cuadros y a mostrarme vuestro
apoyo. A todos os estoy enormemente agradecido; familiares, amigos y
compañeros, compañeros y amigos… ¡Muchas gracias a todos!
La ilusión con la que iba cada tarde al centro cultural,
esperando vuestra visita y abierto a alguna sorpresa que otra, es algo que no
tiene precio. Tal vez sólo es comparable con la que sentí a lo largo del mes de
diciembre mientras trabajaba con los cuadros, incluso durante las Navidades más
“artípicas” que he pasado en mi vida :-)
Han sido muchos momentos agradables y he disfrutado
sobremanera explicándoos a todos mis obras una y otra vez, pero ha habido dos
experiencias especialmente sublimes, por situarse en los extremos de mi vida,
fundiendo pasado y presente.
Reencuentro primero; el presente
Durante estos años en que he trabajado como maestro, por
diversas circunstancias, no siempre he podido volcarme de igual manera con la
asignatura de Educación Artística y disfrutar con ella. Pero sí lo pude hacer
con mis alumnos de tercero de Primaria del colegio “Luis Bello”, con los que
estuve hace dos años, desde comienzo de curso hasta mediados de febrero. Fue
maravilloso todo lo que pudimos hacer en muy poquitas, pero trabajadas actividades,
para decorar nuestra clase. ¡Fue estupendo! Y nunca olvidaré su cariño cuando
me rodearon y no me querían dejar salir de clase al despedirme de ellos… Así
que imaginaros lo que significó para mí poderles recibir en la sala de exposiciones,
dos cursos después, y poder explicarles mis cuadros, a ellos y a sus compañeros
de cuarto (ahora en sexto) que, aunque no fui yo su profe de Plástica, también
fui su maestro y guardo de ellos un estupendo recuerdo. Por su puesto, esto no
habría sido posible sin la colaboración de unas maestras estupendas y mejores
amigas, con las que sigo en contacto y que me habían honrado igualmente con su
visita unos días antes, así como la directora y muchos otros de los maestros
del cole que, en ese día, y en anteriores, también vinieron a verme. Fue sin
duda uno de esos momentos que permanecen en la memoria para siempre. Y claro, a
la hora de despedirse, los niños me volvieron a rodear en un grandísimo abrazo
colectivo que casi acaba conmigo por el suelo :-)
Reencuentro segundo; el pasado
Poderme reencontrar con mis alumnos y compañeros del colegio
Luis Bello y con otras estupendas compañeras del colegio Meseta de Orcasitas o
el Ciudad de Córdoba, en el que estuve el año pasado, fue, como ya he dicho, algo
maravilloso y emocionante. Pero, cuando vi entrar en la sala de exposiciones a “Don
Santiago”, ahora mi amigo Santiago, acompañado de su mujer… ¡no sé si se puede
pedir más! Santiago fue mi entrañable maestro de segundo de primaria, allá por
el año 1970. Sí, un año después de que el hombre llegara a la luna. Toda una
vida. Es cierto que ya le había visto algunas veces en los últimos 3 o 4 años,
desde que me reencontré con él después de tanto tiempo, pero le debía una
exposición y me hizo muy feliz ofrecérsela. Curiosamente, cuando yo he empezado
a ser maestro, él ha empezado a pintar, invirtiendo y complementando nuestros
roles en este ciclo de la vida en el que seguimos deambulando.
Y, aunque había mencionado sólo dos experiencias en los
extremos de este maravilloso ciclo de la vida, hubo otros dos reencuentros con
excompañeros, uno de ellos inesperado, relacionados ambos con otra época
importante de mi pasado, cuando estuve internado en la entrañable Universidad
Laboral de Cheste, entre los años 1974 y 1977, estudiando el segundo ciclo de
EGB (6º, 7º y 8ª). Siempre he dicho que, aunque me pilló en una época de
inmadurez extrema y no le supe sacar provecho a aquella experiencia, fueron
tres años inolvidables para mí, y fue allí precisamente donde gané mi primer concurso
de pintura. Creo recordar que el premio fueron unas 5000 pesetas en material de
pintura, pero lo más importante fue la inyección de autoestima que recibí, y
necesitaba, en un tiempo en el que andaba bastante perdido, pero en el que mi mente
creativa no paraba de trabajar y mirar hacia el futuro.
Si os fijáis, ha sido una crónica totalmente enfocada a las
sensaciones, a la gratitud y al hecho de el “Reencuentro”, con mayúsculas,
independientemente de cualquier valoración artística. En este sentido, os
vuelvo a poner aquí el enlace de la página web que he preparado con la
exposición virtual y todas las explicaciones sobre la misma:
http://www.guiadelarte.net/ignorado/index.htm y el enlace sobre el bonito artículo que salió publicado sobre mí y la exposición en el Blog de Arte, “Trasdós”, del portal “20 minutos”:
https://blogs.20minutos.es/trasdos/2018/01/25/martin-vicente-lozano-el-verdadero-artista/
Para terminar, y por si sirve de algo escribir los deseos y
hacerlos públicos, una vez concluida y madurada la exposición, y recalcando el
hecho de que no la habría podido llevar a cabo de haber estado trabajando, no hay
nada que más desee en este atípico curso, que poder verlo desde dentro (el
curso) y disfrutar y entregarme de nuevo en mi profesión de maestro, al menos durante
el último trimestre. Crucemos los dedos :-)
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