Hola a todos:
Tenía también pendiente dedicar un post a un estupendo
trabajo que hemos
realizado a lo largo del curso pasado, con los dos grupos de 4º de
Primaria del colegio El Quijote, basado en los Jardines de Bomarzo. El Parque
de los Monstruos, como también es conocido este mágico rincón, se encuentran en
la provincia de Viterbo, muy cerca de Roma. Aunque no he tenido la suerte de estar allí todavía, tanto
me ha entusiasmado el lugar, que tengo intención de visitarlo cuando tenga la
oportunidad de volver a Roma.
Pero el origen de nuestro trabajo, como tal, está en el
proyecto pedagógico “Todos creamos VII: En el Bosque de Bomarzo”, coordinado
por Fernando Palacios y que culminó en mayo de 2018 con una representación en
el Auditorio Nacional en Madrid. Aquí os dejo un enlace, por si queréis saber
más sobre este proyecto:
https://fernandopalacios.es/todos-creamos-vii-en-el-bosque-de-bomarzo/
https://fernandopalacios.es/todos-creamos-vii-en-el-bosque-de-bomarzo/
Los Jardines de Bomarzo
A modo de introducción y para resumir un poco la historia de
estos jardines, sin extenderme demasiado, he localizado este breve artículo de
A. Cerrá, publicado en la página “La Guía” el 30 de Agosto de 2016 (si queréis
más información, tenéis muchas páginas en internet que hablan en profundidad sobre
el tema):
Los Jardines de Bomarzo se encuentran en la provincia de Viterbo, perteneciente al Lazio, la región central de Italia donde se halla Roma. Y estos jardines monumentales básicamente son una de las obras de arte renacentista más increíbles y extrañas que se conservan. De hecho, es conocida como Sacro Bosco de Bomarzo o Parque de los Monstruos, dada la peculiar temática fantástica de las distintas obras repartidas por su extensión.
El jardín lo mandó construir hacia 1552 el duque Pier Francesco Orsini,
perteneciente a la poderosa estirpe de los Orsini, los
cuales poseían su principal castillo en la ciudad de Bomarzo.
Este
duque tras una carrera militar se recluyó en sus tierras. Lo hizo por varios
motivos. En primer lugar por sufrir alguna derrota dolorosa, por otra parte
para ocultarse a los demás dado su físico de jorobado. Además deseaba rodearse
de artistas y creadores, porque su carácter era más el de un mecenas y artista
que el de un militar. Y por último, había quedado totalmente deprimido tras la
muerte de su esposa Julia Farnesio, y decidió construir estos jardines
en su memoria. E incluso hay en su interior un templete dedicado a ella con
planta octogonal, el número de la resurrección.
Para
ello contrató al arquitecto y escultor Pirrio Ligorio,
al que directamente le encargó un conjunto que se alejase de la armonía, la
belleza y la alegría. Es decir, iba a trabajar en un proyecto muy diferente a
los que había realizado con anterioridad como eran las fuentes y los juegos de
agua de la Villa d’Este o de Villa
Lante.
Allí,
entre ambos, diseñaron un laberíntico jardín con varias decenas de esculturas
de tamaños gigantescos y que representan seres fantásticos, que van desde
personajes mitológicos hasta escenas como un elefante de Anibal pisando a un
legionario, o dragones, o la más famosa del conjunto: Orcus, la
gigantesca cara de un ogro que cambia de aspecto según la incidencia de las
luces y las sombras.
El conjunto en general no
parece tener demasiada unidad temática, salvo mostrar el punto de visita de un
personaje como Pier Francesco Orsini, el cual tenía un cuerpo deforme y que
pese a su riqueza no había tenido suerte en la vida ya que vio morir pronto a
su esposa y a su primogénito.
No
obstante, hay quién ve estos Jardines de Bomarzo,
como una excepcional representación del momento artístico, en el que Manierismo estaba
venciendo a las formas de belleza ideal que representaban las obras del Renacimiento.
Como
curiosidad decir que prácticamente tras la muerte de su inspirador y
propietario este lugar cayó en el olvido, de manera que el paso del tiempo y el
abandono han supuesto todo un beneficio para el conjunto, dotándolo de un
aspecto descuidado muy acorde con la temática de las grandes esculturas, que
hoy en día parecen emerger entre la desbordante vegetación.
A.
Cerrá
En mi proceso de investigación
sobre Bomarzo, me llamó la atención el hecho de que el arquitecto y escultor
Pirrio Ligorio, fuera nombrado arquitecto de la Basílica de San Pedro, a la muerte de Miguel Ángel en 1564. Terminó la cúpula en colaboración con Giacomo della Porta, pero al querer cambiar varios diseños y criticar a Miguel
Ángel, fue despedido en 1568 por el Papa Pio V. Desde
luego, creo que hace falta tener un gran complejo de inferioridad o una gran
dosis de locura para criticar al mayor y más completo artista de todos los
tiempos (y no creo que sea nada subjetivo decir esto de Miguel Ángel). Sin
embargo, por el cariño y respeto que le he cogido a la obra de Pirrio Ligorio
en Bomarzo, me voy a quedar con que fue simplemente fruto de la locura, esa
locura, a menudo necesaria, que siempre ha estado y estará presente en muchos
artistas a lo largo de la historia. Sí, vale, yo también estoy un poco loco :-)
Nuestro
proyecto
Sencillamente,
¡Maravilloso! Es increíble lo que pueden hacer los niños con un poco de
motivación. Desde que comenzamos esta emocionante aventura a principios del
curso pasado, mis compañeras: Susana Macías, Susana Sánchez, Jorge Mellado y yo,
apostamos por un proyecto multidisciplinar y cooperativo, en el que los niños
iban a llevar la batuta en este mágico proceso de creación. Así, lógicamente,
con nuestra orientación, guía y consejo, los niños fueron poco a poco dando
forma al proyecto, superando situaciones no siempre sencillas y todo tipo de
problemas, esperados y no esperados, que suelen surgir en trabajos de esta envergadura;
pero, sobre todo, superándose a sí mismos y sorprendiéndonos, en la mayor parte
de los casos, de la manera más favorable posible.
Para empezar,
hacía falta contar también con la confianza y apoyo del equipo directivo y de
otros compañeros, para que nos permitieran organizar las clases de Educación
Plástica y Música, en una única sesión doble semanal, de una hora y media de
duración. Esto, a nivel logístico, no resulta fácil, pero querer es poder y se
pudo :-) Además, el maestro de Música siempre es un especialista en
esta materia, e incluso un músico, como es el caso de nuestro compañero Jorge; pero
no es habitual que un licenciado en Bellas Artes y artista, como yo, acabe
siendo el maestro de Plástica y tenga la suerte de participar en un proyecto
tan enriquecedor y apasionante como éste. A mí, como maestro bilingüe, sí que
me toca impartir esta materia habitualmente en los colegios, pero con una
miserable sesión de 45 minutos semanales, que había tenido hasta ahora, tampoco se pueden hacer milagros. Aparte de los maestros de Música y Plástica, por supuesto, el proyecto no habría
podido salir adelante sin las tutoras de los dos grupos de 4º, Susana Sánchez y
Susana Macías, cuya excelente labor en la organización y planificación de las diversas tareas
de las áreas de Lengua y Matemáticas relacionadas con el proyecto, ha sido
también imprescindible. Ha sido sobre todo eso, un gran trabajo en equipo, en
el que todas las piezas han sido importantes, pero en el que los niños han
jugado el papel fundamental, participando activamente en todas las fases del
mismo. Por supuesto, en las tareas logísticas, y en la preparación de decorados
y vestuarios, hemos tenido también la suerte de contar con la inestimable
colaboración del AMPA del colegio, que han hecho igualmente un trabajo inmenso.
De lo que han
sido capaces los niños
Como digo,
esto ha sido lo fundamental y de lo que más orgullosos debemos estar. No sólo asumieron
sus respectivos roles para el trabajo, de forma responsable e incluso, a veces,
rozando lo profesional, sino que ellos mismos se organizaron para dividirse y
cubrir las distintas especialidades y necesidades que iba a requerir el
proyecto. En muy pocas ocasiones tuvimos que intervenir. Así, se distribuyeron
en guionistas, actores, escenógrafos, bailarines, músicos, ayudantes de escena
o relaciones públicas.
Y así siguió siendo,
a lo largo del curso. Mientras unos niños preparaban el guión, otros trabajaban
en el diseño gráfico o en los decorados, ensayaban las coreografías o sus
papeles en la representación final, etc. Aunque, como he comentado, cada uno
tenía su propio rol asignado, mayoritariamente elegido por ellos, muchos complementaron
su participación con excelentes aportaciones colaborando con sus compañeros,
especialmente en las tareas más creativas, donde, a modo de pequeñas tormentas
de ideas, fueron decidiendo aspectos tan importantes como el título y el
logotipo de la obra.
No me voy a
extender mucho más, porque al final de este apartado, os voy a poner un enlace
del blog del proyecto que creó nuestro compañero Jorge, y en el que podéis ver distintos
artículos del algunas de sus fases, muy bien documentadas, con
fotografías y vídeos con los que podréis valorar y comprender por qué nos
sentimos tan orgulloso y satisfechos de lo que han conseguido nuestros alumnos.
En la entrada más reciente, podéis ver, incluso, un vídeo con la representación
final, que tuvo lugar el pasado mes de mayo en el Centro Cultural “Zazuar”: http://quijotebomarzo.blogspot.com/
Un cordial
saludo y espero que lo disfrutéis.
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