viernes, 21 de septiembre de 2012

El "Día de la Paz"

Celebrar algo importante para los niños y para todos es siempre un estupendo vehículo conductor para inspirar un día de clase. En algunos casos, el tema puede y suele ser suficientemente motivador como para trabajarlo a lo largo de varios días: la Navidad, los carnavales, la llegada de la primavera… Estos temas son incluso el eje vertebrador de algunos de los bloques de contenido y son, sin duda, un estupendo recurso educativo que justifica la enseñanza globalizada. Centrándonos ahora en los días “especiales” y siempre dignos de celebrar a lo largo del año, uno de los habituales y más importantes es el “Día de la Paz”, que se ha celebrado hoy y que, cada nuevo curso, nos ofrece la oportunidad de abordar algunos de los valores más importantes que queremos inculcar a nuestros alumnos.

Mucho más que una palabra

"Paloma de la Paz" de PicassoSi repasamos nuestra historia, la de todos, no sólo la de los que tenemos aquí nuestros orígenes, sino la de aquellos con los que convivimos en nuestros barrios y pueblos día a día, con procedencias, culturas y creencias religiosas diferentes, nos damos cuenta de la verdadera importancia de la palabra “Paz”, fundamentalmente por contraposición a la triste palabra responsable de su ausencia: la “guerra”. Esta maldita palabra, que nunca merecería ser escrita en mayúsculas, es sin embargo así como ha aparecido y aparece siempre en los titulares de la prensa, desde aquellos primeros periódicos que hubieran leído los mismísimos Pedro Picapiedra y Pablo Mármol.

Ficción aparte, antes de que aparecieran los primeros periódicos en el siglo XVII, la guerra ha sido uno de los temas más recurrentes en la Historia de la Pintura o de la Literatura y, cuando la Paz ha tomado protagonismo, ha sido casi siempre para plasmar el final de algún acontecimiento bélico y no para reflejar una situación que, lamentablemente, nunca ha sido la normalidad. Desde los primeros tiempos de la humanidad hasta nuestros días, siempre ha habido guerras, de forma casi constante en algunas zonas e intermitente en otras; ni un solo día en el que haya habido Paz al mismo tiempo en todo el mundo, ni uno… Por eso, su eterna ausencia ha de llamar necesariamente nuestra atención como educadores.

Pero la auténtica trascendencia de la palabra “Paz” no ha de estar sólo en el anhelado final de los conflictos armados que hoy conocemos desde lejos, sino en su aplicación en nuestro día a día, en la educación que maestros y padres tenemos que dar a todos los niños del mundo para que, cuando crezcan y se hagan adultos, nunca vean en la guerra ni siquiera una alternativa posible. Los valores de tolerancia, comprensión, respeto y solidaridad que inculcamos constantemente a nuestros hijos y alumnos han de tener esa finalidad principal, superando los posibles inconvenientes y aprovechando las múltiples ventajas que la multiculturalidad ha traído a nuestras escuelas.

Actividades para un gran día

Son muchas las actividades que podemos trabajar para celebrar un día tan importante como éste: redacciones, dibujos y pinturas… pero, sobre todo, juegos y murales hechos en grupo o, incluso, entre toda la clase, codo con codo, trabajado en equipo e ilusionados con un mismo objetivo, deseado y buscado por todos, serán las recomendadas para ocupar la mayor parte de la jornada.

Niños trabajando en un muralPero el hecho de que, por razones obvias, anteponga las actividades grupales y más colaborativas a las redacciones y a los dibujos individuales no quiere decir que éstas últimas no sean igualmente necesarias. La expresión individual sobre lo que la Paz representa para ellos, mediante la palabra escrita o las pinceladas y trazos en un soporte, es fundamental como auto-reflexión y acercamiento personal a un sentimiento tan importante como éste y puede servir, a un tiempo, como preparación o epílogo para las actividades de grupo.

Curiosamente, no tenemos que olvidar que estamos tratando con niños que, especialmente los más pequeños, están en una fase de su vida en la que tienen casi todo por aprender y, como sabemos por experiencia, no es extraño que durante estas actividades y juegos de equipo surjan pequeños o grandes conflictos. Estos pequeños y lógicos inconvenientes los podemos, sin embargo, aprovechar como situaciones ejemplificadoras para reforzar todos los valores que implica la Paz, insistiendo ante los problemas surgidos en las actitudes y comportamientos que queremos evitar. Sin duda alguna, los niños aprenden mucho mejor a no “tropezar”, si han “tropezado” previamente y han visto o sufrido las consecuencias de ello…

Con respecto a los juegos, poco hay que decir, pues casi podría servir cualquier juego de grupo en el que los alumnos tengan que compartir un espacio y unas normas de participación y respeto por el otro. En cuanto a las posibles recomendaciones para la elaboración de los murales, simplemente las reduciría a la organización de los grupos, dependiendo siempre del tamaño del trabajo final, que puede ser desde una cartulina de 50 x 70 cm. hasta un enorme pliego de papel de embalar. Y lo mismo podríamos decir para la técnica y los materiales a emplear, donde también podemos jugar con un alto grado de libertad: desde fotografías y dibujos pegados hasta textos y pinturas aplicadas directamente sobre el soporte. Por último, aprovecho una vez más para insistir en la importancia de incentivar la creatividad de los niños al máximo en este tipo de actividades, dándoles siempre la oportunidad de equivocarse y solucionar ellos mismos los problemas que se les planteen.

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