El primer contacto con los instrumentos musicales
En el colegio, la música está integrada en el currículo
desde las primeras etapas educativas y, casi jugando, los niños van a ir
conociendo, poco a poco, pequeños y divertidos instrumentos musicales. En
ocasiones, no sólo van a aprender a utilizarlos, sino que incluso los van a
poder construir ellos mismos, con ayuda de sus maestros, entendiendo su
funcionamiento y disfrutando aún más de sus sensaciones.
Pero, en condiciones normales, antes de que los niños
lleguen al colegio, ya habrán tenido las primeras experiencias de interacción
musical en su propia casa. ¿Qué niño no ha tenido juguetes musicales con apenas
unos meses? Hoy día los hay hasta de tela, para tocar con los pies o con las
manos, nada peligrosos y con los mecanismos totalmente protegidos para evitar
accidentes. Al principio, los sonidos de estos divertidos juguetes suelen
imitar a los producidos por animales, pero también son habituales los pequeños
teclados y xilófonos con los que, además de poderles mostrar pequeñas melodías,
lo que es seguro es que a todos les encantará “aporrearlos”. Si un día, en
medio de una de esas improvisadas “tormentas” sonoras, notamos tan sorprendidos
como emocionados cómo empieza a tomar forma una melodía que nos resulte
familiar, sin duda alguna, el niño nos está pidiendo a gritos algo más…
Como siempre, la comunicación entre padres y maestros,
especialmente con el especialista de Música, puede ayudar a detectar las
inquietudes y habilidades musicales de los niños, y no es algo que debamos
pasar por alto.
Las Escuelas de Música
Una vez que nuestros hijos han mostrado un interés especial
o predisposición por la música, elegir una escuela adecuada puede ser
fundamental. En el mismo colegio, no es raro encontrar algunas actividades
extra-escolares relacionadas con el aprendizaje de determinados instrumentos.
La flauta y la guitarra suelen ser los más habituales y, junto con los coros,
pueden ser una opción interesante para empezar.
Pero, probablemente, la mejor alternativa para comenzar, son las
Escuelas Municipales de Música y Danza. En Madrid y otras provincias, las
tenemos en los centros culturales de muchos distritos y pueblos, y admiten a
niños desde los 4 años. Es evidente que, a tan temprana edad, se les va
introduciendo en la música poco a poco, como si de un juego se tratara. Los
niños se divierten y aprenden y, en pocos años, podrán elegir por fin un
instrumento. Cuando llegue este momento, al igual que hablaba de la elección de
una actividad deportiva, deberemos tener en cuenta fundamentalmente sus
preferencias y habilidades, por encima de las que tengamos nosotros como
padres. Si la escuela funciona de forma adecuada, los niños habrán tenido
ocasión de conocer despacio los diversos instrumentos a los que pueden optar y
sus profesores de música sabrán también asesorarnos adecuadamente.
Los Conservatorios de Música y Danza
Lo normal es que después de unos años en una Escuela de
Música, municipal o privada, sepamos si los niños realmente se divierten y
tienen cualidades para la Música, y hasta qué punto es ésta una mera afición
en la que “simplemente” están a gusto o supone el comienzo de una auténtica
vocación que requiere dar otro paso adelante. Es aquí donde los Conservatorios
Profesionales de Música entran en juego. Es cierto que pasa a ser algo más que
una actividad extra-escolar normal, pues se trata de una enseñanza reglada,
pero también es verdad que una vez pasadas las pruebas de acceso, al tener que
pagar sólo la matrícula, será una opción mucho más económica; y esto es algo
muy, pero que muy a tener en cuenta.
En las Escuelas de Música, si ésta fue nuestra primera
opción, los niños habrán empezado ya a participar en breves conciertos con sus
instrumentos. Lo harán varias veces al año, normalmente al acabar cada
trimestre, y esta misma rutina se repetirá después en el Conservatorio correspondiente. Audiciones y
pequeños concursos, sirven para que los niños aprendan a perder el miedo a
tocar en público y, sobre todo, para que sus familias les vean y disfruten con
su evolución.
Actividades de Danza y Gimnasia Rítmica
Alguien se llevará las manos a la cabeza porque,
aparentemente, son dos actividades que no tienen nada que ver. De hecho la
primera, junto con la Música, es una especialidad artística, mientras que, en el
caso de la segunda, estamos hablando de un deporte, incluso olímpico, en el
que, además, España tiene una gran tradición. Dicho esto, partiendo de la base
de que el planteamiento o las expectativas de una actividad extra-escolar no
tiene necesariamente que llegar tan lejos, ambas actividades son muy positivas
para el desarrollo psicomotriz de los niños y tienen en común la
escenificación de una serie de movimientos físicos, siguiendo el ritmo de la
música. Las dos requieren de una gran expresividad y sentimiento, y ambas son
Arte y ejercicio físico a un tiempo, como justifica el hecho de que las alumnas
de Danza tienen la posibilidad de convalidar la asignatura de Educación Física
durante sus estudios de E.S.O.
No es extraño ver ambos tipos de disciplinas también entre
las actividades extra-escolares impartidas en muchos colegios. Además, muchos polideportivos municipales
ofrecen la posibilidad de iniciarse en la práctica de la Gimnasia Rítmica, así
como las actividades de Danza forman parte de la programación de las Escuelas
Municipales de Música y Danza y, por supuesto, de los Conservatorios
Profesionales de Danza, en ambos casos, con diversas especialidades, como Danza
Clásica, Española o Contemporánea.
Concretamente en cuanto a la Danza, los requisitos de acceso
en ambos tipos de escuelas son iguales o muy similares a los mencionados para
las especialidades de Música, así como en lo que se refiere a la participación
en audiciones y concursos.
Actividades de dramatización
De nuevo nos encontramos con un tipo de actividad para la
que los niños están especialmente motivados y preparados. Desde bien pequeños comienzan
a adoptar roles en sus juegos, y lo hacen con pasión y convencimiento. Les encanta
disfrazarse y lo mismo reproducen escenas domésticas, que la más intrépida de
las aventuras; y, por lo general, no tienen ningún pudor ni reparo a subir a un
escenario a actuar ante sus compañeros, padres y maestros.
Lo único que hay que hacer es reconducir un poco ese
potencial e irles introduciendo poco a poco en el teatro, si es lo que
consciente o inconscientemente nos están pidiendo, y si tenemos posibilidades de
hacerlo, normalmente en el colegio o en algún centro cultural. También son actividades
habituales y otra estupenda opción para todos los niños. Está claro que no se
puede hacer todo y que siempre hay que descartar otras alternativas
maravillosas, pero al igual que decía de la Pintura, de la Música o del Deporte
en general, lo que nuestros hijos aprendan participando en actividades de
Teatro siempre será bueno para su desarrollo y les ayudará a prepararse para
la vida, pues, como decía Calderón de la Barca: “La vida es puro Teatro”…
En la próxima entrada, terminaré esta serie sobre las
actividades extra-escolares, con un capítulo dedicado a las actividades de
lectura, de escritura y de aprendizaje de idiomas, como opciones interesantes y
a veces imprescindibles para la educación de nuestros hijos.
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