Vuelvo a destacar esta vieja entrada, que escribí en el año 2012, con algunas ligeras modificaciones, que espero que os sean de utilidad. Haré lo propio en lo sucesivo con aquellos artículos que me parezcan más interesantes, pues la perspectiva del tiempo y los cambios, grandes o pequeños, que ha habido en la legislación educativa, con el paso de la LOE a la LOMCE, hacen necesaria esta segunda relectura.
El concepto de Tormenta de ideas o Brainstorming es un término estrechamente ligado al de Creatividad. En el mundo del Diseño, en el que yo me he formado, resulta esencial y muchas de las grandes creaciones que se producen hoy día nacen de esta técnica de trabajo en grupo. Por supuesto, la Historia está llena de ejemplos surgidos de una idea puntual, de un momento de inspiración, de un artista, inventor, emprendedor o creativo en general, ante la necesidad o inquietud para buscar una solución a un problema determinado; pero si dejáramos todas las opciones de creatividad a los caprichos del azar o la inspiración particular de una persona, difícilmente seguiríamos evolucionando como individuos, con ciertas garantías de éxito, y es ahí donde la técnica de la Tormenta de ideas demuestra ser una herramienta de ayuda maravillosa.
El concepto de Tormenta de ideas o Brainstorming es un término estrechamente ligado al de Creatividad. En el mundo del Diseño, en el que yo me he formado, resulta esencial y muchas de las grandes creaciones que se producen hoy día nacen de esta técnica de trabajo en grupo. Por supuesto, la Historia está llena de ejemplos surgidos de una idea puntual, de un momento de inspiración, de un artista, inventor, emprendedor o creativo en general, ante la necesidad o inquietud para buscar una solución a un problema determinado; pero si dejáramos todas las opciones de creatividad a los caprichos del azar o la inspiración particular de una persona, difícilmente seguiríamos evolucionando como individuos, con ciertas garantías de éxito, y es ahí donde la técnica de la Tormenta de ideas demuestra ser una herramienta de ayuda maravillosa.
Pero, ¿qué es concretamente la Tormenta de ideas? y ¿cómo la podemos utilizar en el aula para estimular nuestra creatividad y la de nuestros alumnos desde las primeras etapas educativas?
Si tuviéramos que definir esta técnica de una forma breve y sencilla, podríamos decir que se trata de “una reunión de grupo, con un moderador y un procedimiento para favorecer la generación de ideas”. En el contexto de la escuela, el grupo estaría formado claramente por los alumnos. Por su parte, el moderador sería normalmente el maestro, pero podría ser incluso alguno de los alumnos, si estamos en segundo ciclo de Primaria, y los niños están suficientemente familiarizados con esta técnica, por haberla trabajado ya en cursos anteriores.
Por otro lado, el fundamento más importante del “Brainstorming”, es que muchas ideas mueren por la crítica prematura; algo a lo que solemos tender los adultos ante las ocurrencias “descabelladas” de los niños que, como veremos a continuación, son los participantes ideales para la primera fase de este método. Siguiendo las premisas de dicho procedimiento, los maestros, si queremos trabajar esta técnica y obtener resultados positivos, tenemos que procurar que haya un clima distendido, fomentando la comunicación y participación de los alumnos, que han de sentirse motivados a lo largo de toda la actividad.
Las fases del método
Aunque, en mi opinión, no se trata de un método rígido, que tengamos que seguir en la escuela de una forma estricta, como lo haría un equipo de “creativos profesionales” ante una nueva campaña publicitaria, sí que veo conveniente mencionar aquí cuáles podrían ser sus fases fundamentales o de referencia:
1. Preparación previa
En primer lugar, hay que preparar adecuadamente el lugar de trabajo, así como los materiales a utilizar. En el aula, no debería ser difícil agrupar las mesas en cuatro o cinco grupos, dependiendo del número de alumnos de la clase, formando estructuras circulares o cuadradas. Se trata de mantener el contacto visual entre ellos. Lógicamente, también en esa fase previa, formaremos los equipos de trabajo, con un número aproximado de 5 alumnos en cada grupo. Si bien, en el caso de adultos, los grupos pueden llegar a ser más numerosos, con niños, especialmente del primer ciclo de Primaria, no es algo que yo recomiende, pues pueden tender fácilmente a dispersarse y perder la concentración en la tarea.
En cuanto a la exposición de las normas para llevar a cabo una Tormenta de ideas, creo que lo más conveniente es hacer una presentación general a todo el grupo clase, independientemente de que luego tengamos que ir aclarando y personalizando la información y el trabajo en cada grupo, algo que considero fundamental y que tenemos que tener siempre en cuenta a la hora de organizar los equipos. En este sentido, cuanto más jóvenes sean nuestros alumnos, el trabajo individualizado del docente, grupo por grupo, tendrá que ser mayor en ésta y en las otras fases, para asegurarnos así de que todos entiendan sus cometidos.
2. Primera fase
En la primera fase es cuando los alumnos tienen que aportar ideas; lo que se les ocurra; todo vale, y la forma de expresarlas se puede también haber acordado previamente. Por ejemplo, imaginemos que les hemos pedido que creen un cartel para celebrar el día del libro, con juegos y actividades, que será colocado en varios lugares de la localidad donde se encuentre el colegio. Es importante que sepan expresarse con palabras o dibujos, y que sean conscientes de que esas primeras ideas las van a poder reflejar libremente sin que nadie las pueda criticar todavía.
A continuación, y dentro de esta primera fase, tendrán un tiempo para comentar entre todos esas primeras propuestas que han hecho de forma individual y, a partir de ellas, podrán generar otras distintas. De nuevo, la intervención del maestro, como moderador, jugará un papel importante, tanto más, cuanto más jóvenes sean los alumnos.
3. Segunda fase
En la segunda y última fase se trata de hacer una selección de las ideas propuestas, y comenzar un debate crítico sobre las mismas. Ventajas, inconvenientes, cualquier cosa que se pueda aportar sobre ellas, respetando y valorando siempre las ideas de los demás, será algo bien recibido. Desde el punto de vista educativo, esta fase es fundamental para fomentar a un tiempo la iniciativa y autonomía personal y, sobre todo, el trabajo cooperativo. Estimular valores como la humildad ante las ideas que no son propias, o la autoconfianza por las que sí lo son, será otro de nuestros mayores objetivos en este momento.
Para terminar, formando parte de esta fase o como complemento a la misma, se pueden debatir entre todos los alumnos de la clase las ideas seleccionadas por los distintos equipos de trabajo, pudiendo incluso hacer una “mini-tormenta de ideas” final a partir de todas las propuestas.
Como decía al principio, las posibilidades son casi infinitas y podemos adaptar las características de la actividad en función del grupo de alumnos, del objetivo a conseguir o de cualquier otra circunstancia propia del particular contexto escolar, con el fomento de la creatividad siempre como protagonista.
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